(Saludo y conversación banal
sin importancia. Hola ¿te has cambiado las gafas? Huy, y que bonito
corte de pelo... pero que cejas tan descuidas... Eso no puede ser.
Si, bien ¿que tal tú?... etc)
(Me agarra del brazo)
E: Te noto muy fuerte.
S: Pues no será por haber hecho mucho
ejercicio. No he practicado nada desde que lo dejamos. ¿Tú has
hecho mucho ejercicio?
E: Si, todos los días.
S: Cuanto me alegro.
E: ¿Has desayunado?
S: No. Intento comer lo menos posible.
Ya no desayuno...
E: Pues eso no está bien. El desayuno
es una comida importantísima. Para rendir bien... (Discurso aburrido
digno de una ama de casa que se pasa el día viendo programas del
corazón y de salud. No muy lejos de la realidad.)
(Observación: A primera vista, parece
muy tranquilo. Pero no estoy seguro de que esté satisfecho
sexualmente.)
(Observación: Pantalones negros nuevos
y apretados. A estrenar o bien lavados. Sin pelos de su gato.
Probablemente la segunda opción. En ambos casos, la reunión de la
mañana sería la menor de las causas. No bien abrigado.
Probablemente mismas causas, dado que el clima no fue bueno ni ayer
ni antes de ayer, de modo que no hay una razón lógica. Además, no
está resfriado, por lo que es evidente que salió abrigado a la
calle el resto de la semana. O tal vez siga tomando medicamentos
después de la enfermedad que pasada semana nos impidió citarnos.)
(Decidimos dirigirnos a un café. La
elección era lógica. El trabajó en esta misma cadena.)
(Observación: desconocía la oferta de
una Coca-Cola y un croissant. El suele pedir Coca-Cola, de modo que
no ha debido ver a sus que siguen trabajando para la cadena desde hace tiempo o no ha sido en al hora del desayuno. Improbable,
dado que es el horario más lógico para el.)
(Una vez sentados...)
S: Toma, no quiero que me pagues el
desayuno.
E: (Guardándolo en su cartera nueva.
Probablemente regalo de navidad. Hermana o compañero de piso. O el
mismo. Difícil de saber. Conjuntada con su abrigo. Probablemente,
última opción.) Que raro eres.
S: Si. Sobre todo por porque bien
pensado, te invité a una cena.
E: ¿A una cena?
S: Si, el día que fuiste al cuarto de
baño y al volver te encontraste soltero y con la mesa pagada.
(Observación: curiosa metáfora)
E: Lo recuerdo perfectamente. Me dolió
bastante (Observación: Improbable). Me lo hiciste pasar muy mal...
(Monologo inevitable, aburrido y egocéntrico. Frases gramaticalmente
mal construidas. No demasiado acento. Es probable que su hermana siga
de viaje.).
S: Si, Todo por aquel mensaje en tú
móvil. ¿Vas ha explicarme quien y por que te lo envió?
E: Solo hablas del pasado. Yo no hablo
más del pasado (curiosa afirmación después de su monologo).
S: Hablo de la verdad. Quiero saber la
vedad.
(Observación: Una mendiga alcohólica
es expulsada del local por la policía, a su vez alertada por una de
las camareras. Esta insiste en no tocar en ningún momento a la
mendiga. Puesto que a E. Esto le resulta extraño deduzco que en este
café céntrico son más frecuentes esta clase de altercados, en las
que el mendigo/alcohólico/loco/desempleado-sin-recursos puede gritar
con facilidad ¡agresión! A la mínima que se le ponga la mano
encima, causando problemas a la empresa.)
E: Ya la sabes.
S: Sabes que se que no la se.
E: No.
S: Como quieras. ¿Cual crees que es la
razón de que estemos aquí?
E: No se.
S: pues en primer lugar, que quería
saber al verdad. Para mi la verdad es muy importante. No pienso nunca
en otra cosa. Y en segundo lugar, quería comprobar que estabas bien.
E: ¿Que estoy bien?
S: Si. No lo entiendes. Nunca me
entendiste. Nunca entendiste nada.
E: Tú decidiste dejarlo.
S: Tampoco entendiste esa decisión. Y
nunca la entenderás. Soy un chico que carece de belleza en cualquier
aspecto, del físico a la personalidad. Las relaciones implican un
intercambió. Yo no ta daba nada, y te quité demasiado. Merecías al
menos algo a cambio.
E: ¿Que me quitaste?
S: Tiempo. Pero voy a darte algo a
cambio.
E: ¿El que?
S: ¿Cual es la única razón que se te
ocurre para que yo esté vivo? Que el suicidio impediría que la
gente me olvidase. Quiero que el mundo me olvide. La única forma de
hacerlo es morir en vida.
E: ¿Es esta otra de tus estupideces? Tu mente es retorcida. Como antes, cuando has dicho lo del ejercicio... Yo hablaba del gim...
S: Todo es bastante estúpido. Y con lo del ejercicio aunque hables del gim... seguro que alguna vez a ocurrido allí de todos modos hablamos de lo mismo. Pero no
quiero quitarte más tiempo.
E: ¿Ya te vas?
S: Por supuesto.
E: Pero salimos juntos ¿no? Acompáñame
un segundo al baño...
S: Vale.
(Observación: Jamás he tenido
oportunidad de comprobar que convención social seguir cuando una
persona te pide que la acompañes al baño. Por precaución,
permanezco de píe sin moverme a dos metros de la puerta del curto de
baño.)
(Observación: Gesto de decepción al
ver que espero fuera del cuarto de baño.)
(Al regresar a la puerta, me agarra de
nuevo del brazo, con un ligero suspiro, y veo que va a susurrarme
algo. Me suelto con un gesto enérgico. Observación: pupilas dilatadas)
(Salimos del local. El tiene que
descender la calle. A mi la boca del metro me pilla al lado. Diez
pasos para abandonar un nuevo cielo y sumergirme en el infierno de la
soledad. Tengo una última oportunidad. Podría reconciliarme con el.
Tendría otra vez compañía, sexo, su besos, sus abrazos, su gato...
todo como antes. Como si nada hubiera pasado. Sería de nuevo feliz.
Otra vez con novio, sin esta deprimente soltería. Solo eso. Será
como inyectarse una droga, como tomar una pastilla de anestesia. Solo
tengo que decir lo que cualquier otro diría. Es fácil.)
(Pero soy yo.)
S: Adiós, E. Deseo que tengas todo el
éxito que yo no voy a tener, y que folles con todos los chicos con
los que jamas voy a estar.
E: ¿Que te crees, que soy una puta? Me
cuesta encontrar chicos buenos.
Sebas, soy tu fan, así de claro
ResponderEliminarGracias jajaja aunque el merito literario en es es mínimo, la conversación está tal cual ocurrió.
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