Carta a Ele


Me acusan de tener un idioma vulgar...

La lluvia caía sin cesar.

Un hombre de boina negra leía el periódico, y el agua desteñía las noticias grises, convirtiéndolas en un arco iris magenta y azul.

Primero una gota, como la lagrima de un niño, se deslizó de la pagina al suelo. Allí dejo un sucio charco negro. Después cayó otra, y una más a los pocos segundos. Las gotas crecieron, en número y frecuencia, e igual lo hizo el charco en el suelo.

Y de pronto, sin previo aviso, brotó una cascada irisada de un titular de economía.

El viejo soltó asustado el periódico. Calló al suelo, y con mil salpicaduras infinitesimales, el chorro ganó en fuerza. La gravedad dejó de importarle, y como una niebla purpura y negra se extendió por toda la calle. Era digno de ser visto.

Asomo su tez clara el sol entre las nubes, y el resultado fue espectacular. La nube translúcida se vistió de mil reflejos difusos, como el aceite de los coches deslizándose por los charcos calle abajo.

Y creció. Creció hasta llenar las tiendas en los bajos. Pero no se conformó, no le pareció demasiado.

Con minúsculas prolongaciones venosas y multicolores trepó por las fachadas. Se extendió por las casas, y cruzó todos los umbrales. Del sótano en el que una mujer vivía conectada a una máquina a la buhardilla en la que un escritor
se devanaba los sesos
en busca de nuevos versos.

Sin pausa ni reposo, cruzo por el salón en el que una viuda y su marido tomaban una infusión, por el cuarto de un niño agobiado por los deberes, por la habitación de una joven pianista encorsetada y por la cocina de dos amantes que fornicaban.





¿Que aburrido no? ¡Que cruel vacío! ¡La lengua académica es una puta! No me pagan por usar palabras bonitas. En realidad, no me pagan una mierda. Esto lo hago por gusto... ¿Por gusto? Tal vez el disgusto sea la causa, y escribirlo el gusto de soltar mi lengua de sus ataduras.

No dejaré que nadie le pellizque los pezones a mis palabras. Busca palabras malsonantes y faltas de ortografía si te excita... a mi no me pone nada. Para mi un buen texto es el que expresa las cosas con las palabras justas y exactas, que ni saca pecho, mete tripa o se toca la picha. ¿Que me importa cómo escriba?

Yo no escribo, yo hablo.

Reflexiono, imagino y canto. Pero no en otro orden. ¿Para qué? Eso es perder el tiempo, es una cobardía. No sé que voy a decir en el próximo párrafo... ¡Lo sabré cuando lo escriba!

Tal vez una despedida...

¡Con Dios!









PS: Crítica audaz, mis disculpas. Reconozco que a veces soy un poco temperamental... Pero no pretendo ofenderte, lo sabes bien. Nada más me hizo gracia tu crítica, y por eso escribí esto, burlándome un poco de mi mismo. No te des por aludida.

PSS: Para quienes no conozcan el Blog de Ele...

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