Diálogo


Habla SV:

Arde fuego en mi boca
en mis manos y mi cabeza
y caen los rayos a mi alrededor.

Trabajo duro por no quemarme
es bastante
es difícil no ser arrogante
¡soy un dios!
Y mi mente vuestro infierno.

Me abro con grandes finales,
no me sacude el viento,
soy profundo como la noche.
Blanco como la luna,
solo conozco la vida,
soy inmortal.

Soy pura ilusión, pura mentira...
Engáñate,
hola, es un placer.

¿Notas el cañón en tu paladar?
Vete, vete
¡Adiós!
Húndete en mi infierno.



Habla AC:

Pobre asesino
¿no sientes mi asco?
Careces del don.

No ves
ese ardiente poder
que mi palabra tiene.

Pobre asesino
¿no te gusta
el color del amanecer?
Es más puro que toda tu maldad.



Habla SV,
que ahora es mortal:

No me importas
no llega a mí tu poder
húndete en mi infierno.

Si no escupo tus palabras
seré un superviviente.
No eres un vidente ¡Morirás como yo!



Habla AC,
que ahora es vidente:

No me importa el cuchillo que pesa sobre mi cuello, pues no eres tú quien lo hunde, cobarde dios muerto, sucio como la vida, blanco es tu infierno. Soy hijo de mis hijos, soy producto de mí mismo. Soy genio de lengua dorada, y belleza inalcanzable, polvo mundano y corazón de ave. Todos hemos de morir por nuestras manos, pues no somos nacimiento, somos muerte, lenta muerte. No nos definen nuestros padres, ni el día en que llegamos a este mundo, sino nuestra muerte, el último día. Allí, en el último segundo, sabrás quién eres.



Habla SV,
que peregrina en busca de sí mismo:

¿No es ahora, entonces,
toda vida una estupidez?

Camino que no vas a ninguna parte
si Dios está ahí ¿por qué nos hace vivir?

Si es para elegir, me sobra libertad.
Pecaré contra ti, “Señor”.



Habla AC,
maestro del pecado:

No lo has comprendido,
debes cegarte
para ver
pero no ser visto.



Habla SV,
con conocimiento:

Pero nadie te ha Olvidado.



Habla AC
(o tal vez solo lo he soñado)

Claro que no.
Se que tú me sigues hablando.




No hay comentarios:

Publicar un comentario