El camino


Ahora que olviden mi nombre quiero.
Marcharme lejos ¿A donde? ¡Quién sabe!
Pararé allí donde el camino acabe
y tal vez duerma junto al membrillero.

Maldito por nacimiento, soltero,
amar es más que una palabra suave.
En mi cuerpo nadie más que yo cabe,
¡Solamente soy en mi un extranjero!

Huele el arte a muchos lienzos quemados,
al sudor de unos vagabundos vagos
aplastados por genios eclipsantes.

Me alimento de todos mis pecados
aunque no puedo seguir más a Safos.
¡Ah, gemid sin mi, cuerpos asfixiantes!



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